En la región, se registraron eventos similares en el Río de la Plata, la zona del bajo Paraná, en las localidades de San Pedro, Zárate, San Isidro, segunda sección del Delta, y asimismo en Buenos Aires. Leonardo Cabillón, lector de EL TELEGRAFO, nos acercó las fotografías que acompañan esta nota, tomadas este fin de semana en la playa del Club Remeros Paysandú, donde se puede apreciar gran cantidad de peces muertos en la orilla, incluido un gran ejemplar de surubí, encontrado por un grupo de remeros, lo que indicaría que no están muriendo solo ejemplares juveniles.
Solo en julio, la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) constató la muerte de unos 23.600 peces en diferentes localidades del río Uruguay, tales como las argentinas Ñandubaysal, Puerto Luis y Federación, así como las uruguayas La Concordia, Las Brisas (ambos balnearios) y Paysandú.
En esa ocasión, el organismo concluyó que “las bajas temperaturas reinantes, junto con la presencia de juveniles en áreas costeras, las que generalmente son más someras y donde las temperaturas resultan más extremas, podrían haber sido nuevamente la razón para desencadenar estos sucesos de mortandad, de modo semejante a como ya ocurriera en el invierno del 2007”.
Agregó que en los informes sobre análisis morfológico de los peces, no se observaron alteraciones patológicas en los órganos que correspondieran a procesos infecto contagiosos, y los ejemplares en general estaban en buen estado. Adicionalmente se observó --en casi todos los casos-- que el tubo digestivo estaba vacío y la vesícula biliar llena, lo cual respondería a varios días de ayuno.
“La baja temperatura del agua se acentúa en arroyos afluentes o lagunas litorales, en los que por su poca profundidad las temperaturas pueden descender aún más que en el curso principal, y un hallazgo en el embalse o río aguas abajo de estas zonas puede deberse a la deriva de peces muertos o moribundos provenientes de ellas”, explicó el organismo.
En Salto Grande y la costa argentina
El pasado miércoles personal de la Prefectura de Salto Grande efectuaba un patrullaje cuando observó que a la altura del cerro La Paloma, distrito Gualeguay-cito del lago, había unos 200 peces muertos, diseminados en un radio aproximado de 2 kilómetros, según informó diario “Río Uruguay”, de Concordia.
El hallazgo fue atribuido por las autoridades a los cambios de temperatura y su influencia en el agua. Luego, se constató otra mortandad en el kilómetro 354,9 del río Uruguay, en la zona del embalse de Salto Grande. Ante esta circunstancia, personal de Prefectura recogió muestras de agua y peces muertos en distintos sectores del embalse, enviándolos para ser analizados a los organismos técnicos de Salto Grande y la Comisión Administradora del Río Uruguay.
Las especies registradas fueron bagre blanco (pimelodus albicans), manduvi (ageneiosus valenciennesi), chafalote (rhaphiodon vulpinus), y boga (schizodon nasutus kner), algunos de los cuales se hallaban en avanzado estado de descomposición y otros muertos recientemente. En tanto, en Gualeguaychú se informó que “miles de peces muertos” se han encontrado en los últimos días en la costa del balneario Ñandubaysal y otros puntos del río Uruguay.
Al respecto, el investigador del Conicet en el Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química, licenciado Norberto Oldani, brindó una charla explicativa sobre las posibles causas de esta mortandad, en tanto se aguarda el resultado de análisis. Dijo que este caso en particular se debe a un fenómeno natural recurrente en el tiempo y agregó: “siempre se producen entre julio y setiembre, generalmente con aguas bajas y afectan a peces de origen amazónico, los que son más tropicales.
Otros son de origen oceánico, como los pejerreyes, y no sufren tanto el frío”. Destacó que estos sucesos siempre se produjeron durante el invierno, cuando el agua alcanza bajas temperaturas y mueren más peces. “Todos los años pasa esto, ahora se ven más porque hay menos agua en el sistema”, indicó el licenciado, en tanto añadió que “el nivel hidrométrico varía, tiene períodos de 50 o 60 años, así como tiene una variación anual, tiene variaciones más prolongadas. Estamos saliendo de la última que se produjo desde 1979 al 2000; durante esos años hubo más agua en el Uruguay y en el Paraná, entonces la mortandad se veía menos, ahora que el río vuelve a tener menos agua las mortandades se van a ver más durante el invierno”, explicó.
Diario EL TELEGRAFO - Pàysandú - URUGUAY - 23 agosto 2010
Fonte:
Servicio de Prensa Forestal